Ataque en Irala a una pancarta que reivindicaba un “Espacio libre de agresiones sexistas”


En fiestas, todo el mundo trata de disfrutar sin molestar a nadie y sin que nadie le moleste.

En la Plaza Kirikiño se había colocado un cartel con el sencillo lema "Eraso sexistarik gabeko gunea" (Espacio libre de agresiones sexistas)

Nadie en su sano juicio tendría algo contra esta idea, pero parece que en toda fiesta hay algún "aguafiestas" y ha aparecido roto, descolgado y con una pintada cutre, típica de quien no ha hecho una pintada reclamando libertad en su vida, en la que se lee la firma "VOX" en verde (color corporativo del partido del mismo nombre, casualmente)

Quizá el “artista” no ha entendido el mensaje (al estar en euskera...) y ante lo que no pudo entender reaccionó violentamente, con un primitivo instinto de miedo a lo desconocido seguido de una reacción animal simple: la coz.

Tal vez entiende el mensaje pero odia al idioma más antiguo de la península. Aparte de lo irracional que es odiar un idioma, hay cientos o miles de carteles en euskera que no han sido atacados como éste.

No es creíble que la causa sea tan simple como el miedo a lo desconocido o la lengua en que está expresado. El origen no es otro que una beligerancia y odio furibundo contra lo que dicho mensaje expresa: “espacio libre de agresiones sexuales

Quien está contra de una petición tan comprensible como ésta, sólo puede ser alguien partidario de la agresión sexual, un violador en potencia, un agresor. Una persona incapaz de ponerse en la piel de otra persona que sufre, alguien que hace gala de una falta de empatía característica de los psicópatas.

Cada cual puede hacer lo que quiera mientras no afecte negativamente a la vida del resto pero, cuando alguien pasa a la acción destructiva y violenta, rompiendo lo que supone que es contrario a sus "ideas" (suponiendo que las tenga), no está lejos de pasar a la violencia contra las personas, es  un agresor en potencia y un fascista.

Todavía queda mucho admirador de “movimientos” que impedían que nadie se moviera, “liberadores” que acababan con la libertad, mucho adorador de dictadores, que en su fuero interno sigue gritando "¡Viva la muerte!" y "¡Muera la inteligencia!"

La coz siempre ha sido el argumento de quienes carecen de ellos.

Están en nuestro barrio y son pocos, pero el fascismo ni siquiera obtuvo representación parlamentaria en la república justo antes del golpe de estado franquista.

En estos casos, “pocos” siempre son “demasiados”.

Pancarta inicial