Supersur, cambio climático y responsabilidad institucional
La
ampliación de la Supersur se enmarca en una política liberal de proliferación
de infraestructuras que responde a intereses exclusivamente subordinados al
crecimiento del PIB. Los valores ambientales a los que afecta no se consideran
suficientemente relevantes para replantear la obra constructiva. El caso del
Bolintxu es ejemplar a este respecto.
Las
pasadas elecciones, tanto Generales como locales y Forales, vienen a mostrarnos
que la "paradoja política ambiental" ha sido aceptada por la
ciudadanía como manera ética aceptable de incluir las variables ambientales en
la gestión de Gobierno. Es decir, mientras Bilbao es reconocida como capital de
la movilidad sostenible, se encuentra planificando el futuro de esa movilidad a
escala interregional en base al aumento de flujos de vehículos y a la
rentabilidad económica de infraestructuras ya construidas, como la fase 1 de la
Supersur.
Cuando
hablamos de cambio climático a todas nos vienen a la mente los cocos oficiales:
las Aerolíneas, las compañías petroleras, Donald Trump…. Pero detrás de esas
cortinas de humo de proporciones gigantescas se esconden responsables más
humildes y cercanos. En nuestro propio territorio, venimos sufriendo desde hace
años políticas de movilidad que propician de manera descarada el uso del
vehículo privado, uno de los mayores factores de calentamiento del planeta: El
bono-peaje, el Plan Renove para el sector del automóvil, la variante de Ermua,
los túneles de Artxanda, la Supersur… La ampliación de esta última
infraestructura, cuyas obras ya han comenzado con la destrucción parcial del
rico entorno natural del barrio de Seberetxe, no es sino una pieza más en ese
puzle de desarrollismo a cualquier precio impulsado por las instituciones
vascas, una pieza especialmente sangrante porque toca de lleno el Bolintxu, el
único valle renaturalizado con que cuenta el municipio de Bilbao.
Nos
tratan de vender una necesidad en la que, en el fondo, nadie cree.
¿SON
COMPATIBLES LA AMPLIACIÓN DE LA SUPER-SUR Y LA PRESERVACION DEL BOLINTXU?
Dentro
del debate sobre la Ampliación de la Variante Sur Metropolitana ha adquirido
una relevancia especial la cuestión de los impactos medioambientales que se
producirán(o no) a su paso por Bolintxu. Como se sabe, el tramo 9 de la citada
infraestructura incluye en su trazado dos viales de 233 metros de largo a 40
metros de altura sobre el corazón del valle. Si nos remitimos a la propia
Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto de ampliación, publicada en
el BOB de 19 de septiembre de 2012, en su apartado 4. ESTUDIO DE IMPACTO
AMBIENTAL, hallamos lo siguiente: "El Estudio de Impacto Ambiental
identifica hasta 11 impactos de carácter severo de los 31 identificados y
caracterizados." A renglón seguido, el documento precisa que las
afecciones más graves se producirán sobre las masas de agua superficiales,
sobre las unidades de vegetación incluidos hábitats de interés prioritario,
sobre flora de interés, así como sobre hábitats faunísticos, entre otros,
focalizando además los espacios más dañados en el valle del Bolintxu, en la
ladera este del monte Arnotegi y en las inmediaciones del barrio de Seberetxe.
El mismo documento impone una serie de medidas correctoras que tendrían como
finalidad "minimizar"(sic) los impactos descritos.
Como
bien se sabe, las DIA son documentos de carácter genérico que se explicitan y
profundizan en los llamados Estudios de Impacto Ambiental. Así sucede también
en el caso de la DIA de la VSM. Si acudimos al EIA del tramo 9 (fase
1b) de la Supersur podemos extraer una idea bastante precisa del alcance de los
impactos tanto en fase de obras como tras la aplicación de las medidas
correctoras.
El
balance queda descrito en las gráficas de matrices de impactos ambientales, incorporadas
como anexos al estudio. En ellas se describen, en fase previa a la aplicación
de medidas correctoras, 12 impactos moderados y 11 severos, y tras la
implantación de dichas medidas, 13 impactos moderados y 4 severos.
Si
nos centramos en esta última fase, la situación en la queda el espacio afectado
en todas sus variables tras la aplicación de medidas correctoras, el
diagnóstico que nos ofrece la gráfica reconoce impactos moderados, es decir,
aquéllos para los cuales "la consecución de las condiciones ambientales
iniciales requiere cierto tiempo" sobre el relieve, la geología, la
vegetación, los niveles de ruido, los hábitats de interés comunitario, las
zonas ambientalmente sensibles, los hábitats faunísticos y el paisaje, entre
otros.
Subiendo
un peldaño en los niveles de afección al medio descritos en las gráficas, nos
encontramos con que los impactos severos, es decir, aquellos para los cuales
"la recuperación de las condiciones del medio…, aun con esas medidas, ….
precise un período de tiempo dilatado", se materializan en la red de
drenaje, la calidad de las aguas, la flora de interés y las especies
faunísticas de interés.
En
resumidas cuentas, si Bolintxu es hoy en día lo que es se debe precisamente a
los 4 elementos que figuran en las matrices del EIA como impactados de carácter
severo incluso tras la aplicación de las medidas correctoras: sus especies
faunísticas protegidas y amenazadas, su flora protegida y su red fluvial y el
sistema natural de drenaje que la hace posible.
A
la luz de todos estos datos analizados cobran especial gravedad las reiteradas
afirmaciones del diputado general, Unai Rementería,(citarlas) en el sentido de
que el valle de Bolintxu no iba a ser impactado, y de que, en todo caso, la
afección se iba a reducir al impacto paisajístico. Por un lado, porque
frivoliza sobre los efectos negativos que la ampliación de la Supersur va a
acarrear sobre la zona de mayor valor natural del municipio de Bilbao, y por
otro porque está mintiendo a la ciudadanía.