Road to Paris


BIDAIAK
Ocho locos viajan desde Hendaia a París en bicicleta durmiendo en la calle

Un martes cualquiera, Mikel empezó a curiosear sobre rutas en bici de más de 100km. Mirando en Google Maps empezó a fijarse en lugares cada vez más lejanos, hasta que llegó a grandes ciudades como Barcelona, Madrid, Sevilla... De repente se le ocurrió París, y al buscarlo en el mapa vio que había poquísimo desnivel para los kilómetros que eran. Lo fue comentando por ahí como una idea descabellada y vacilona.
Después de mucho vacilar con la idea de irse a París, otros 7 locos como él se animaron a emprender esa aventura y empezaron a concretar fechas en las que podían todos.
Una vez decidido cuando llevar a cabo la aventura, comenzaron a planear la ruta. Determinaron cuántos kilómetros iban a hacer por día, intentando que fueran los más equilibrados posible, sin mirar donde iban a parar, si el pueblo era pequeño, feo, bonito... eso daba igual, los txirrikleteros solo tenían un objetivo: Llegar a París.
Después de calcular la ruta se dieron cuenta que con ese plan no iban a llegar al destino, ya que algunos no contaban con tantos días libres para destinar a la aventura. Por ello, decidieron acortar la ruta, comenzándola en Hendaia, en vez de en Bilbao. Se aseguraron de que no iban a tener problema para llevar las bicis en Euskotren y empezar desde allí.
La ruta ya estaba predeterminada, el día de vuelta ya estaba fijado, lo próximo que tenían que preparar era: ¿Cómo iban a dormir? Solo tenían una cosa tenían clara; el saco de dormir y la esterilla eran indispensables para esta aventura.
Para tener un techo pensaron en llevar una tienda de campaña cada 2 personas, pero claro... en Francia es ilegal dormir en la calle y 4 tiendas de campaña, además de peso añadido, serían muy vistosas, por lo que optaron por llevar una lona pequeña que tenía uno de los aventureros, puesto que no pesaba más que un saco de dormir pequeño.
En cuanto a la comida, como sabían que no podían llevar toda la comida encima por el peso que suponía, decidieron comprar algo de comida antes de comenzar e ir comprando a lo largo del camino. A la hora de comprar, tuvieron en cuenta que fueran alimentos que no se pondrían malos con el cambio de temperatura como, por ejemplo, latas sobres de sopa, barritas de cereales,... Después de comprar dichos alimentos, fueron a la carnicería Iñaki y compraron el embutido suficiente para hacerse bocatas para comer los primeros días.
"¡Ostias! ¿Y qué hacemos si se rompe algo de la bici?" Para estar más tranquilos uno de ellos se encargó de coger varias herramientas, tanto de Txirrikleta como suyas, para poder hacer frente a cualquier avería. Ya con todo listo, comenzó la aventura el día 3 de agosto. Antes de que saliera el sol, partieron hacia el tren del Casco viejo de Bilbao con la idea de ir a Hendaya. Pero vaya... resulta que se habían equivocado de hora. Les tocó esperar 1h a que viniese el tren, lo que provocó que la emoción y la incertidumbre aumentará con la espera. Llegaron a Hendaia y oficialmente ya podían decir que había comenzado la aventura.

El primer día subieron y bajaron bastantes cuestas, lo que hizo que fuera una etapa bastante dura. Llegaron al primer pueblo donde, por suerte, había baño público, el cual utilizaron para ducharse dentro, dejándolo bastante encharcado. Una vez limpios y frescos fueron a tomarse una cerveza al bar de al lado.
Al día siguiente ya se había corrido la voz de que en pueblo había 8 chalados que andaban liándola por ahí, inundando el baño y durmiendo en la calle. A raíz de eso, la policía fue a despertar a los jóvenes aventureros que dormían plácidamente.
A partir de ese día, ninguno de los 8 volvió a dormir tranquilo, ya que la multa por lo que hacían era cara y no querían jugársela. No obstante, tampoco querían dormir en campings, ya que subiría de manera notable el precio del viaje.
El tercer día decidieron cambiar de ruta, puesto que les apetecía ver Burdeos. Esta decisión supuso un antes y un después en la aventura, ya que cambiaba por completo la ruta que llevaban planeada. Ese no era el único problema, el pueblo donde habían dormido esa noche estaba a más de 100 km de Burdeos, pero como estaban motivados y llenos de adrenalina, pensaron... "¿Por qué no? ¡Lo vamos a conseguir!" Y efectivamente, lo consiguieron.
Tocaba salir de Burdeos, la noche se les había echado encima, y precisamente este no era un pueblo donde se podía poner la lona en cualquier sitio. Tuvieron que salir de Burdeos y alejarse unos kilómetros, cabe decir que después del esfuerzo y la caminata de todo el día, esto les costó bastante. Pasaron los días y los txirrikleteros seguían pedaleando hasta que, por fin, llegó el último día, y con ello, el agobio, las ganas, la incertidumbre...
Cuando parecía que se estaba acabando su aventura, se encontraron con una carretera que les marcaba un límite de velocidad en 110 kilómetros/hora. Tenían claro el peligro que suponía ir por dicha carretera, y dispuestos a no arriesgar su vida por llegar a París, decidieron buscar una ruta alternativa. Esta nueva ruta conllevó pasar por huertas y caminos de tierra mala, lo que provocó que bajarán la media de km/h que habían mantenido durante toda la aventura. Pero, a pesar de ir más lentos, ¡llegaron! Si, llegaron a París, y por supuesto, a la Torre Eiffel.
Puede parecer que una vez cumplido el sueño se acabó la aventura, ¿verdad? ¡Pues no! La aventura continuaba con el viaje de vuelta. Cómo no... el encargado de preparar el viaje de vuelta la había liado un poquito, puesto que, cuando fueron a coger a bus de vuelta se dieron cuenta de que no admitían bicis. Empezó el juego.
Uno de ellos metió su bici en un autobús, con intención de tirarla en la estación, en caso de que el conductor le llamara la atención. Otro de ellos, cogió un billete de AVE barato y emboló su bici con dos bolsas de basura, celo y papel film.
Otros 3, al ver que a éste le salió bien, viajaron a Burdeos en tren utilizando la misma técnica.
A los últimos 3 txirrikleteros que continuaban en París todavía les quedaba un día más de aventura por delante. Metieron las bicicletas en un tren con destino a Toulouse. Allí compraron otro billete de tren a Bayona y, a pesar de que no estaba permitido, consiguieron que les dejasen meter las bicicletas. Llegaron a Bayona, y una vez ahí, anduvieron 2 km hasta llegar a Irún. Su intención era coger allí un autobús hacia Bilbao, pero al llegar el conductor les dijo que solo tenían capacidad para llevar dos bicis. Por ello, decidieron quedarse esa noche en Irún y volver en tren por la mañana.
Ya estaban todos de vuelta en Bilbao, con mil historias que contar y con una experiencia sobre dos ruedas inolvidable.
Hace unas semanas que ya han empezado a planear su próxima aventura, que consiste en ir desde Bilbao a Oporto en 9 días, en pleno agosto. Buscan patrocinadores/as, pues se van a encargar de grabar videos y hacer un buen documental, para enseñaros todo lo que viven día a día y la aventura de principio a fin.
Aquí tenéis el listado de cosas que llevaron en las alforjas:
·         campingaz
·         cazuela
·         sartén
·         cubiertos
·         toalla
·         bañador
·         2 culotes
·         2 maillot
·         1 camiseta
·         chubasquero
·         chubasquero para las alforjas
·         comida (barritas, embutido, espaguetis, sopa...)
·         lona
·         saco
·         esterilla
·         herramienta
·         botiquín
·         chanclas
·         chándal
·         sudadera