Barrio de Irala ("La media luna")

Aquel año del sesenta y cinco no fue un año cualquiera.
Sí, puede parecer un tópico
Pero es la pura verdad, colegas.
Yo tenía diez años aquel otoño del sesenta y cinco cuando llegué al barrio.
Vosotros dos años menos, o uno más, según los casos.
Recuerdo aquella barriada sin asfalto
y las calles llenitas de barro; la escobrera de Eskurtze….
Y a tiro de piedra, había algún que otro manzano.
El de “Patxo”, el manco del estanco,
Hoy es la “Torre Urizar” pero antaño 
Había gallinas, patos, palomas
Y un privilegiado gallo.
En frente estaban los billares del PERRO.
Antonio se llamaba el hijo del cancerbero.
Allí gastábamos los cinco duros que le robábamos a la vieja,
Al billar, al futbolín o a la máquina tragaperras,
Dos cincuenta para el helado CAMY
(el de naranja era rico cuando se ponía blando).
La bolera y la campa redonda estaban cerquita una de la otra…
Ahora está llena de rotondas.
La escuela, es capítulo aparte:
Hoy la miro con deleite, pero solo por su arquitectura,
Pero de chavales era el “Alcatraz” de la infancia.
Es bonita la puñetera.
Allí aprendimos muchas cosas y,
Sin entrar en detalles, hasta trabajos manuales.
Los veranos eran divertidos:
Ibamos andando por la vía
Al Bilintxu a zambullirnos.
La vuelta era tediosa.
Fuimos dejando la escuela
Uno tras otro y, a veces, de tacada.
Empezó a llegar el asfalto,
el curro, las chavalas…
del Celtas al Ducados y luego rubio mentolado,
el kubata de Bacardi, el póker, los porros…
“TIOS….¿PORQUÉ HOSTIAS TUVO QUE LLEGAR EL ASFALTO?”




A los amigo, a sus familias y a los que nos esperan,
Los trompas de Irala
Bakio 2017 PABLO CABAÑAS