España como problema

Actualmente España ha superado todos los precedentes en materia de patetismo...
La evolución-involución experimentada en los últimos tiempos por el nacionalismo español refuerza la posición de quienes, cada vez en mayor número, hemos optado por un independentismo de corte práctico, higiénico, estético, exento de connotaciones identitarias. Razones no faltan; actualmente España ha superado todos los precedentes en materia de patetismo (la bandera de Valdebebas, el himno de Marta Sánchez) y, lo que es más grave, exhibe su matonismo de siempre ya sin ningún pudor (Proyecto de Decreto para la modificación de la ley de inmersión linguística de Catalunya recursos sistemáticos contra leyes del Parlamento Vasco, caso Alsasua...).
Para quienes entendemos por fascismo un corpus teórico radicalmente reaccionario que, además, se expresa de manera autoritaria y violenta, el comportamiento del Estado español-y de un sector importante de la sociedad civil-se acerca peligrosamente a posiciones que habrían sido impensables ayer. He escuchado últimamente en diversos foros que cosas que se hacían o decían sin consecuencias hace 30 años hoy acarrearían penas de prisión. El retroceso en materia de libertades civiles y políticas es un hecho, basta hacer un recorrido desde la Ley de Partidos o el cierre de periódicos hasta la Ley Mordaza, la suspensión de la autonomía catalana o las tipificaciones, y aplicación selectiva(*), del delito de odio. Que ese retroceso se ha producido en medio del silencio, cuando no el aplauso, de una parte de la ciudadanía, tampoco debe discutirse.
En cuanto al "mantra" de la defensa de la legalidad, esgrimida una y otra vez por el Estado Español en sus reiterados atropellos a las libertades civiles, en realidad oculta bajo su superficie una encendida adhesión al principio de autoridad: La calle, los medios, los artistas deben estar controlados y expresarse dentro de un orden y unos límites que se fijen desde y al servicio de instancias políticas. Así es la España de hoy, un país que ha tomado una deriva que da miedo.
(*)Las sentencias judiciales contra raperos y tuiteros contrastan con la inhibición de la fiscalía ante los contenidos y opiniones vertidas en 13TV o el intercambio de whatsapp entre policías municipales del turno de noche de Madrid.