A nuestro gran compañero“Fortu”

Siempre te recordaremos por tu colaboración en la Asociación del barrio.

Un continente en la piel

Es una perrita pequeña. Todo su cuerpo está cubierto de una piel tupida y blanca, como la de un armiño. Tiene unas manchas negras esparcidas. La más grande está dibujando un continente y emana destellos azules cuando se duerme al sol. Otra mancha es semejante a una montaña al trepar hasta la parte alta del rabillo, que es largo y termina en pincel. La tercera y última, cubre su cabecilla y puebla sus orejas puntiagudas, y una raya blanca la divide en dos hasta el hocico, redondo y húmedo. Sus ojillos oscuros se mueven de un lado a otro y sale de su interior un cacho de luna creciente.
Encima de los párpados tiene dos manchas ocres en forma de legumbre, poblados por unos pelillos largos y finos que forman sus cejas.
Lleva una vida sencilla, sale por la mañana, se detiene ante cualquier chorretón de lo que sea que esté pegado a una pared y con su nariz, de abajo arriba moviendo a la vez sus bigotes duros y arqueados, husmea todo. Cualquier sustancia le es atrayente y no se va hasta que cree que no merece la pena continuar ahí. Después me mira y seguimos.
Nació en un agujero donde hace años se escondían gatos en el barrio.
Su nacimiento ocurrió de noche, un día de luna llena, tan misterioso como la propia naturaleza y los seres vivos.
Desde muy joven comenzó a subir al PAGASARRI y en las paredes húmedas, cubiertas por el musgo del invierno, trepaba rocas del monte con sus finas patas y afiladas uñas. Siempre atenta a algo que se moviera: una rama, un insecto despistado,… que no dudaba en sujetar entre sus patas delanteras y terminar haciendo lo que hacen las perras de su raza.
No le hace ascos a las nuevas tecnologías, ¡qué latas tan ricas fabrican! y ella degusta con deleite. LUR, que así se llama, está educada para vivir en sociedad. Participa del consumo: lleva chip, se vacuna, se desparasita, utiliza bolsas cuando ensucia algún lugar y con un collar flexible, coqueto y de color morado, reivindica la igualdad y el feminismo.
Ha cumplido ya su ciclo vital, pero gracias a la vida cómoda y placentera, superará con creces su esperanza de vida. Se relaciona bien con sus vecinos, aunque algunas veces se le encrespa la cresta. No dudo cuando veo esto, que viviendo en manada hubiera sido una hembra dominante. Ahora me mira, está a mi lado quieta y en silencio…sabe que estoy hablando de ella.